A M.J.
Septiembre era una palabra ácida,
Una fluctuación oscura en el calendario,
Un presagio negro sobre nosotros.
No nos importó, había tiempo.
Tiempo para olvidar, para correr,
Para aprender el olvido.
Era mentira, no había espacio
En los días para nosotros,
Sólo una grieta de placer a las volandas.
Pero lo enfrentamos juntos
Mientras nos perseguía el almanaque.
Nos hicimos la cura contra el miedo
En los lienzos inmortales de Picasso,
En los versos antológicos de Ballagas,
En los acordes de Silvio y de Sabina.
Hoy es septiembre, deformando voces.
Todavía intentamos matar el tiempo
Jugando a realidades de agosto,
Pero ya septiembre nos duele en el aire.
“Suerte”, y su voz congela,
Se filtra torcida a través de su coraza
Que lo envuelve todo
Y no me deja verlo llorar.