«La meta es el olvido. Yo he llegado primero»
A M.J.
Tienes razón. A veces pisoteamos la dicha, solo pasamos a su lado sin mirar.
Tu cuarto, aquí a la izquierda, está vacío. Dejaste la lámpara apagada para quemar las naves del regreso.
Y yo tan sola. Con mi tragedia de amor y mi desconcierto. No pude conservar tu espacio vivo en la escalera, ni el trazo de tus uñas en mi ombligo. Nada queda en el lugar de tu partida, apenas un cráter, un contorno, la horma abandonada de tu estatua.
Ni siquiera me quedaron muchas letras para cantar mi duelo. ¿Quién eres, después de todo? ¿Pasaste por mi vida alguna vez, o fue solo un espejismo de esos?
Tienes razón. A veces pisoteamos la dicha. Paseamos a su lado sin mirar y le damos la espalda.