8 Cubanismos para sacarte de dudas

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Hace poco tuve el placer de enseñarle La Habana a una encantadora pareja de colombianos. Cuando me preguntaron que si los salarios eran tan bajos, ¿de qué vivían los cubanos?, el chofer y yo nos echamos a reír y respondimos a coro: ¡del invento! A lo que Candy y Juan se quedaron como: Whatsss??? Y entonces se me ocurrió escribir una entrada sobre expresiones muy cubanas que solo se escuchan en la Isla, ya saben, bloguerías mías.

1. Inventar

2. Dame la luz

3. ¡Ño! ¡Apretaste!

4. Hazme la media/la pala

5. Fula

6. Dar muela/Bajar muela

7. Estoy liso/pela’o/más atrás que los cordales

8. Pinga

1. Inventar

En honor a la expresión que dio a luz este post, hablemos del invento. Bien mirado, nuestro cubanismo no difiere mucho de la definición que da la RAE, ya que se refiere de igual forma a la creación de cosas, de novedades. En nuestro caso, de nuevos métodos, más o menos rayanos en la más puritana ilegalidad, para generar ingresos y ayudarnos a sobrevivir en un país donde el bloqueo burócrato-mental y económico nos pone entre la espada y la pared. En un país donde una libra de carne de cerdo ha llegado a representar el 15% del salario promedio y donde 4gb de Internet son considerados un lujo ya que representan mucho más del 100% del salario promedio, el cubano tiene que «inventar» para sobrevivir. Y por «inventar» entiéndase vender cuanta cosa tenga valor de uso, hasta una botella de agua del grifo fría, o «robar» el sobrante de comida en los buffets de los hoteles para venderla o consumirla, brindar cualquier tipo de servicio «por la izquierda», o sea, ilegalmente, e incluso, meterse en negocios más turbios que involucran la venta ilegal de carnes de res, leche en polvo, café u otros productos, lo cual es severamente penado en la isla.

2. Dame la luz

Dar la luz significa en buen cubano compartir con alguien las mañas de cualquier negocio o señalar dónde se puede encontrar una fuente de ingresos. Si un amigo ve que estás en una posición económica holgada, probablemente te pedirá que «le des la luz» para también integrarse al negocio, lo cual, en un país que vive del invento, resulta bastante útil.

3. ¡Ño! ¡Apretaste!

He aquí dos expresiones en una, ya que muy a menudo se las escucha juntas. La primera, ¡Ño!, me atrevería a asegurar que no existe en otro país de habla hispana. ¡Ño!, así, con su eñe orgullosa y exclusiva, ñandusil, es una cubanísima interjección de asombro, o descontento, entre otros matices. Así, un niño al que su mamá le dice que solo podrá salir a jugar después de hacer las tareas, puede decir ¡Ñooo, mamá!, acentuando las últimas o con todo el peso de su desencanto. De igual forma, una persona a la que le enseñan o cuentan algo asombroso, puede exclamar ¡Ño!, feliz de resumir en una sílaba la magnitud de su estupefacción. Ahora, si le cuentas a alguien una historia tan inverosímil que parece mentira (lo sea o no), como la de aquel cazador que, corriendo detrás de un venado malherido, descubrió que había cruzado dos provincias (unos 320 km), lo más probable es que esa persona te responda: ¡Ño! ¡Apretaste!, una buena forma de decir que le bajes al cuento que eso no se lo cree nadie.

4. Hazme la media

También versionado como Hazme la pala, es una forma de pedirle a alguien que te acompañe a algún lugar o a hacer algo. Con el tiempo han visto la luz otras versiones relacionadas, como «hacer media», traducido como «matar el tiempo». De este híbrido lingüístico nació la «fábrica de media», léase como el lugar donde «trabajan haciendo media» aquellas personas que viven exclusivamente del «invento», o sea, haciendo nada.

5. Fula

Fula, denominación que se dio en los tiempos tempranos que siguieron a la despenalización del dólar a la divisa extranjera.

En la actualidad, además de representar una moneda dura, una persona puede ser «fula» si tiene un carácter fuerte y desagradable. Una situación puede ser «fula» si es desfavorable, y así sustantivamente, digo, adjetivamente.

6. Dar o bajar muela

Ah, la muela, ese molar lingüístico que de tantos apuros nos ha sacado, literal y gramaticalmente. En buen cubano, si alguien te está «bajando muela», está en pleno despliegue de sus artes seductoras. Por otra parte, si alguien te «está dando muela», en dependencia del contexto, puede estar intentando convencerte de algo, o puede que te esté contando sus dimesquetedirés, los cuales a ti te importan lo mismo que a Trump el calentamiento global, después de lo cual seguramente le dirás a tu amigo: ¡Ño! ¡Fulana me dio tremenda muela! Por otra parte, «dar muela» puede significar simplemente charlar, como cuando te sientas en el Malecón con tus amistades a «dar un poco de muela» o a «hacer media». En última instancia, si la muela es bizca, se puede referir a un argumento truculento que te están contando para convencerte de algo, como cuando te aseguran en La Habana Vieja que esos tabacos ilegales son auténticos. Mi consejo: diles que no te den esa muela bizca.

7. Estoy liso

Esta frasecita, al igual que sus compañeras, tiene sus orígenes en una expresión de la zona oriental del país: «Estoy palma’o». Significa no tener nada de dinero. Estar liso, palma’o, pela’o, en crisis, más atrás de que los cordales y algunas otras que se me escapan son escuchadas a menudo entre los más jóvenes quienes, hartos de «pasar más trabajo que un piojo en la cabeza de un calvo», buscan a alguien que les «dé la luz» para meterse «a inventar».

8. Pinga

Finalmente, la cereza del pastel, la verdadera joya de la corona lingüística del cubano. Con el tiempo, el altisonante vocablo se ha ramificado de tal manera que puede usarse en casi cualquier situación, lo mismo que el «fuck/fucking» del inglés.

En primer lugar, hace alusión al miembro viril masculino. Pero si ves algo de muy mala calidad, puedes decir con certeza que «eso es una pinga». En Cuba la gente ya no se enfurece, o se enfanda, verbacos livianos que no alcanzan a abarcar toda la potencia de la cólera caribeña; en Cuba la gente se «empinga». Una cosa realmente buena puede estar «de pinga» y una cosa extremadamente mala, también, todo depende del énfasis y la pasión con que se diga. Si te da igual lo que diga la gente, es que su opinión «te importa tres pingas» y si sacas de quicio a alguien, de seguro te mandará «pa’ la pinga». En fin, son muchísimas las expresiones con esta palabra que nacen y se reciclan constantemente, de las cuales no quiero abusar para no pecar de soez y mis escasos lectores me digan que la entrada fue una pinga.

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